Chile cuenta con una legislación que favorece la inversión privada en obras de riego y drenaje que lleva operando aproximadamente 30 años.
Julio Haberland A., ingeniero Agrónomo, PhD, académico del Departamento de Ingeniería y Suelos de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile; director del Grupo de Estudio del Agua y vicepresidente de la Asociación Gremial de Riego y Drenaje.
Para comprender la importancia de contar en Chile con estructuras de almacenamiento de agua como embalses, tranques estacionales o tranques de regulación corta, se debe tener claridad que la oferta natural de agua (lluvia y nieve) se encuentra desfasada temporalmente con la demanda, la que en su mayor parte está dada por la agricultura para la producción de alimentos.
Si a esto adicionamos el relieve natural de nuestro país, gran diferencia de altura en cortas distancias y un régimen de precipitaciones con pocas e intensas lluvias, tenemos como resultado un alto potencial de escurrimiento y baja oportunidad temporal para un adecuado aprovechamiento del recurso hídrico disponible.
Una forma de contrarrestar este desfase es almacenar el agua que escurre en invierno y durante el deshielo, de forma tal de disponer de ella durante la época de primavera-verano, en que la demanda supera a la oferta natural. Esto es válido para los embalses que benefician valles o áreas mayores y que distribuyen su agua a través de una red de canales, como para tranques estacionales menores que benefician comunidades o predios individuales.
Por otra parte, los tranques de regulación corta, que normalmente benefician predios individuales o comunidades pequeñas, en que existe abastecimiento de agua de riego por medio de canales, son el complemento necesario para hacer eficiente la operación de los equipos de riego tecnificado que se utilizan para entregar el agua a los cultivos. Una ventaja adicional que presentan los embalses, especialmente aquellos construidos en zonas altas, es que fuera de almacenar agua, almacenan energía, la que puede ser recuperada al escurrir el agua por el mero efecto de la gravedad.
Una segunda fuente de almacenamiento de agua se da en nuestro país por la existencia de napas subterráneas que se recargan en forma natural y que son utilizadas mediante pozos profundos, con los que se alumbran las aguas de las napas a la superficie. La recarga de estas napas puede complementarse por medio de la recarga artificial, forzando la infiltración de agua superficial hasta alcanzar el acuífero. Este tema hoy por hoy se está trabajando a nivel de estudios y pilotos, en que la Universidad de Chile ha tenido una activa participación. En este caso, y como es de esperar, se pierde la condición complementaria de almacenamiento de energía que se puede dar en los embalses.
De este breve análisis queda en evidencia la importancia de contar con estructuras de almacenamiento y captación de agua para nuestro país. A la vez de esto se desprende la necesidad de tener una política de desarrollo en estas materias, que sea una política de Estado de largo plazo con una visión de país y un horizonte mínimo de 50 años, dado el tiempo que lleva construir y la vida útil de estructuras de este tipo, especialmente los embalses mayores y redes de distribución de agua. Dados los tiempos involucrados, que superan con largueza el período de un gobierno, es que no resulta políticamente atractivo invertir en estos temas.
Ley y estrategia
No obstante, el país cuenta con una legislación que favorece la inversión privada en obras de riego y drenaje (Ley 18.450) que lleva operando aproximadamente 30 años, con muy buenos resultados, ya que complementa los esfuerzos de los privados y el Estado. Esta ley tiene un foco en las obras intraprediales como sistemas de riego tecnificado, pozos y tranques menores, y obras extarprediales como el mejoramiento de redes de canales para la distribución del agua. En mi opinión, este exitoso modelo de legislación debe ser perfeccionado y potenciado con más recursos dado que normalmente la demanda por fondos supera con creces a la oferta.
En cuanto a la estrategia hídrica planteada recientemente para el país, esta engloba la mayor parte de los macro aspectos relevantes, tanto de uso y conservación del recurso. El punto crítico será su implementación, ya que es a nivel de reglamentos operativos y asignación de fondos donde una buena política se puede transformar en un obstáculo para el desarrollo del país.
La Universidad de Chile posee múltiples disciplinas y áreas en que se estudia y desarrollan proyectos que dicen relación con el recurso hídrico. En el caso particular de la Facultad de Ciencias Agronómicas, poseemos diversos grupos de trabajo en que se investigan y plantean soluciones para el uso eficiente y planificación del recurso hídrico, abordando los más variados aspectos como demanda hídrica, clima, suelo, agua, planta, riego y drenaje, manejo de cuencas y acuíferos, tanto a escala macro como micro.
Fuentes
www.imexchile.cl